24 de agosto de 2011

EL VESTIDO - EL VELO - EL TOCADO



Aunque todas las novias quieren hoy una boda origi­nal, algunas tradiciones siguen en pie desde hace siglos. Dentro de las más aceptadas podemos mencionar las siguientes:

El vestido blanco. Sigue siendo el color más usado en Occidente. Se relaciona con la virginidad, la pureza y la inocencia, palabras un tanto demodé, aunque para muchos pueden constituir algo así co­mo un estado del alma. Al parecer, la primera mu­jer de la realeza que mandó confeccionar un traje blanco fue Anna de Bretaña, para su casamiento en 1499 con el rey de Francia, Luis XII, "El Pia­doso". Hasta entonces, la nobleza elegía colores que le eran propios: el plateado y el dorado. El común de las mujeres se casaba con su mejor vestido, y después lo usaba en otras fiestas. Las britá­nicas preferían el amarillo y el rojo, hasta que la reina Victoria impuso el blanco en el siglo XIX, como símbolo de castidad y asepsia. Para el isla­mismo, el color de la pureza es el negro. En el Ja­pón tradicional, el color predominante para las no­vias era el rojo.

El velo. Otro símbolo de pureza. La novia llega al altar como envuelta en celofán, y se desvela para que él la bese, cuando ya son declarados marido y mujer. Dicen que es una moda que viene de la pri­mera mitad del siglo XIX. La española Eugenia de Montijo llevó velo cuando se casó con Napoleón III, último emperador de Francia. Desde entonces, la costumbre va y viene. Se usa por temporadas.

El tocado. Muchos pueblos de la antigüedad coincidían en la guirnalda de flores como adorno para la cabeza de la novia. Algunos ven en esto simbolismos de belleza, de la tan mentada virginidad o de simple coquetería.