Según una costumbre remota, la fecha de la boda debe fijarse, siempre que sea posible, dentro de la primera mitad del ciclo lunar, cuando crece la luna nueva, pues ello simboliza el deseo de que se incrementen la felicidad y la fortuna de la pareja, así como crece la luna.
Una de las cosas que visualmente distingue la boda judía, es que se realiza bajo la jupá sujeta por cuatro palos, colocada generalmente al aire libre y apoyada por amigos de los novios. Jupá en hebreo significa cubrir, acoger o proteger, y por lo tanto representa el enlace de la pareja en todos los aspectos que son compartidos en el matrimonio.
El matrimonio, que recibe el nombre en hebreo de Kidushin – santificación, se realiza mediante una ceremonia que se compone por dos actos diferentes y sucesivos: los esponsales Erusin o Kidushin y las nupcias -Nesuin-. La primera incluye las bendiciones respectivas y la entrega del anillo en presencia de dos testigos. Para separar entre las dos ceremonias se lee la Ketubá o contrato matrimonial, dando comienzo luego al Nisuim, que consiste en las “Siete Bendiciones seguidas por el rompimiento del vaso y finalmente por el Ijud, momentos de privacidad del novio y la novia después de la jupá.