Es típico el baile de los hombres con la novia en brazos. En el banquete, los invitados van pasando uno por uno y dan billetes a los novios. Después, las mujeres ofrecen claveles a quienes han depositado dinero.
Tras el banquete comienza el ritual propio de la boda gitana en sí, el yeli. Es el objetivo del día del enlace: comprobar la virginidad de la novia. Mientras en el salón los invitados bailan, algunas mujeres se desplazan hasta una pequeña sala para preparar el ritual del pañuelo. Sobre una cama o mesa colocan una sábana y una almohada, las mujeres arrojan pétalos de rosas y claveles. Todo listo para comprobar la pureza de la novia. Es ahora cuando un gran número de mujeres mayores entran en la sala acompañando a la novia. Junto a ella la ajuntaora, una de las más ancianas gitanas y la encargada de comprobar la pureza de la novia. La sangre mancha los tres pliegues (las tres rosas). Si el pañuelo no se mancha, el novio puede rechazarla, y no habría matrimonio.