Las alianzas. Se dice que los antiguos egipcios ya intercambiaban alianzas al momento de casarse. En la Roma imperial se usaban anillos de hierro. Los de oro estaban reservados a senadores y magistrados. En el cristianismo, las alianzas de oro empezaron a usarse, aparentemente, en el siglo V. La idea es augurar un amor tan noble como ese material. Se llevan en el anular de la mano izquierda por una vieja creencia, según la cual una vena conecta directamente a ese dedo con el corazón. La forma circular del anillo simboliza continuidad y amor eterno.
La diadema. Las más extrovertidas eligen llevar una tiara o corona, y esto proviene de un dicho según el cual las novias son "reinas por un día".