25 de noviembre de 2011

BRIDAL SHOWER


Despedida de soltería. La historia cuenta que, en Alemania, un hombre sin dinero se enamoró de una chica, pero el padre de la novia prohibió la relación y se negó a entregar la dote. Entonces, los amigos de la pareja se unieron para regalarles todo lo que necesitaban para irse a vivir juntos. Ahora bien, ¿cómo llegamos de ese supuesto episodio a las despedidas de soltero modernas? Es un misterio. Décadas atrás estaba de moda subir a los novios al baúl de un auto, embadurnarlos con harina y huevos, disfrazarlos, pasearlos así por toda la ciudad y luego abandonarlos. El salvajismo era mayor cuando la despedida era sólo de hombres, y el "agasajado" podía terminar completamente desnudo en una plaza. Algún accidente vivido en estos festejos se transformó en leyenda urbana, y los más viejos cuentan hechos en los que un novio murió electrocutado en una fuente de agua, o ahorcado al tratar de bajar de un árbol al cual lo habían dejado atado. Más recientemente, algunas despedidas de soltero se convirtieron en "partuzas" con la participación de una o varias chicas, de esas que cobran por alegrar señores. Claro que las futuras esposas no se quedaron atrás y empezaron a ir a boliches de strippers, con resultados más o menos similares.



Pero eso no es todo. En las despedidas de solteras modelo de hoy no hay té con amigas: hay "Dígalo con mímica" en el que adivinar posiciones del Kamasutra; prendas como repartir preservativos en un colectivo; charlas de sesuda capacitación en torno de una sexóloga canchera; escapadas de fin de semana para revolear los stilettos; luchas semidesnudas en el barro, donde comparten el pringoso escenario del piletón con musculosos en zunga convencidos de que están "perreando" para el programa de Marcelo Tinelli; degustaciones de sushi usando como bandeja la piel horizontal de un sumiso señor; juguetes eróticos, que se reparten con las esperadas instrucciones de uso en reuniones de "Tuppersex", y chocolates con formas fálicas como obsequios alusivos.


Con novias que en su mayoría pisan o pasan los 30 y son profesionales con independencia económica, no hay excusas para no darse uno o varios gustos, de esos que conviene no documentar con fotos. Tantas son las opciones que varias wedding planners incluyen la organización de la despedida de soltera entre sus servicios.