Despedida de soltería. La historia cuenta que, en Alemania, un hombre sin dinero se enamoró de una chica, pero el padre de la novia prohibió la relación y se negó a entregar la dote. Entonces, los amigos de la pareja se unieron para regalarles todo lo que necesitaban para irse a vivir juntos. Ahora bien, ¿cómo llegamos de ese supuesto episodio a las despedidas de soltero modernas? Es un misterio. Décadas atrás estaba de moda subir a los novios al baúl de un auto, embadurnarlos con harina y huevos, disfrazarlos, pasearlos así por toda la ciudad y luego abandonarlos. El salvajismo era mayor cuando la despedida era sólo de hombres, y el "agasajado" podía terminar completamente desnudo en una plaza. Algún accidente vivido en estos festejos se transformó en leyenda urbana, y los más viejos cuentan hechos en los que un novio murió electrocutado en una fuente de agua, o ahorcado al tratar de bajar de un árbol al cual lo habían dejado atado. Más recientemente, algunas despedidas de soltero se convirtieron en "partuzas" con la participación de una o varias chicas, de esas que cobran por alegrar señores. Claro que las futuras esposas no se quedaron atrás y empezaron a ir a boliches de strippers, con resultados más o menos similares.
Pero eso no es todo. En las despedidas de solteras modelo de hoy no hay té con amigas: hay "Dígalo con mímica" en el que adivinar posiciones del Kamasutra; prendas como repartir preservativos en un colectivo; charlas de sesuda capacitación en torno de una sexóloga canchera; escapadas de fin de semana para revolear los stilettos; luchas semidesnudas en el barro, donde comparten el pringoso escenario del piletón con musculosos en zunga convencidos de que están "perreando" para el programa de Marcelo Tinelli; degustaciones de sushi usando como bandeja la piel horizontal de un sumiso señor; juguetes eróticos, que se reparten con las esperadas instrucciones de uso en reuniones de "Tuppersex", y chocolates con formas fálicas como obsequios alusivos.
Con novias que en su mayoría pisan o pasan los 30 y son profesionales con independencia económica, no hay excusas para no darse uno o varios gustos, de esos que conviene no documentar con fotos. Tantas son las opciones que varias wedding planners incluyen la organización de la despedida de soltera entre sus servicios.